viernes, 28 de enero de 2011

Cualquier persona que desee un mínimo avance en lo relativo a derechos humanos y justicia ha de mirar con esperanza el movimiento (¡Incendio!) que se está extendiendo velozmente por el norte de África (tan despreciada por las gentes de cultura (superficial) del mundo occidental. Cualquier persona bien nacida tendrá esta esperanza y esos deseos.

Realmente existía y existe un retraso cultural y social considerable y pernicioso para la gran mayoría de sus habitantes en esos países. ¿Pero que considerable parte de culpa ha tenido y tiene (hasta este último momento) ese bienpensante mundo occidental?

De todas formas, en la actualidad presente de nortafrica ha pasado lo de siempre, los procesos sociales van desarrollándose escondidos, “subterráneos” hasta que finalmente estallan de golpe. Esto es a mi parecer lo que está ocurriendo. Las necesidades populares, ferozmente reprimidas han ido acumulando presión hasta que han estallado.

Y de una forma sorprendente. Gentes con una alienación religiosa impresionante se han lanzado con una inmensa solidaridad y decisión y con una sencillez llena de tozudería (¡tozudez!) que está avanzando y sorprendiendo por su eficacia revolucionaria.

Túnez inició el movimiento que se extiende con gran rapidez por todos los países vecinos. Y ahora Egipto en donde he visto escenas sorprendentes exhibidas por la televisión. En unas un nutrido grupo de policías armados como se dice hasta los dientes, con un equipo de represión último modelo retrocedía inerte ante un disperso grupo de rebeldes que solo mostraban sus manos empujando y su decisión de avanzar. Al final el grupo que huía se reunió con el grueso del cuerpo pero parecían, ya todos reunidos confraternizar con los manifestantes. Otra escena para mi inédita ha sido la que he visto de un nutrido grupo (como de cincuenta o sesenta) de policía represora totalmente rodeada, en contacto corporal con una infinitud de personas en rebelión. Esto provocaba la policía antidisturbios la imposibilidad total de actuar. Una buena técnica para inutilizar a las fuerzas públicas contra el pueblo. Los ciudadnos iban asaltando los tanques y los vehículos del Ejército.

Y se van extendiendo los movimientos populares por Argelia, Líbano, Yemen…

Esperemos que ni las fuerza reaccionarias internas o internacionales no puedan destruir esta corriente de liberación tan sencilla y tan potente. Tampoco las potentes y malvadas fuerzas religiosas.